25 de enero de 2017

¿Excitación, enfado y tristeza? Analizado un poco a Bill & Hillary Clinton y a Michelle Obama

¡Hola, adolescente!

Aquí un nuevo aporte analizando el lenguaje corporal de Bill y Hillary Clinton y  Michelle Obama.
 
Las cosas como son: Donald Trump es el nuevo presidente de los Estados Unidos e independientemente si estuviste favor o en contra suya, Zeus no ha bajado del Olimpo para lanzarle un rayo y detener el #InagurationDay ni siquiera Thor, dios nórdico, ha intervenido para que los estadounidenses se sintieran más tranquilos sabiendo que otros dioses de otras culturas han escuchado sus plegarias para salvarlos del mismísimo Anticristo; la Parca; el Señor de las Tinieblas; el Inobrable; Saruman; Darth Vaider; Maximillion Pegasus; el señor Burns; Jafar; Joker; el Payaso Eso; tu maestra de la secundaria de Matemáticas que te envió al extraordinario, la chancla voladora mortal de tu jefa (madre) y así sucesivamente...

Sin embargo, y en cualquier ámbito social, no todo es de color de rosas. Pues los políticos nos han demostrado una vez más lo malos que son todavía para ocultar sus emociones. Y es por eso que me he tomado la libertad de analizar un poco lo sucedido el pasado 20 de enero. Concretamente, sobre Bill y Hillary Clinton, que asistieron con mal gusto al discurso de Trump y, por supuesto, de Michelle Obama. ¿Qué tienen en especial estas tres personas? Pues sucede que alguien en YouTube subió un video, en donde Bill Clinton mostró su fascinación por la hija mayor del Donald Trump, Ivanka Trump. ¿Qué quién es? Pues es esta belleza:

Ivanka Trump cruzando una calle en Nueva York mientras atiende el teléfono celular.
Guáau, ¿sumamente exquisita, no? Cualquier macho heterosexual estaría encantado de pasar un rato con ella, aunque sea unos cinco minutos para intentar filtrearla. Lástima que sea una mujer casada (y madre también) como casi cualquier otra mujer del mundo. Pero dejando eso a un lado, ¿realmente Bill Clinton estaba mirando de reojo a Ivanka? Es decir, ¿se la estaba imaginando con poca ropa y encima de él? Antes de proceder al pequeño análisis de hoy, veamos el video en cuestión en el que «cacharon» al pobre y ya anciano Bill Clinton mirando a la primogénita de Trump con deseo.



El cuerpo habla de nosotros, de cómo nos sentimos y de lo que estamos planeando a hacer en futuro inmediato. Al menos en el video que acabamos de visualizar, tres curiosas personas nos demostraron cómo se sentían en ese momento. Sin más, empecemos.

LA PEQUEÑA EXCITACIÓN POR LA QUE PASÓ BILL CLINTON

Al inicio del video podemos notar rápidamente que Bill Clinton estaba atento mirando otra cosa y/o persona, en vez de estar atento a lo que vino, es decir, escuchar el discurso del Trump y el último adiós de los Obama. Pero ¿qué era lo que estaba mostrando el viejo perro de Clinton? Según el FACS (Facial Action Coding System), lo que estaba visualizando a su lado derecho (izquierdo para los que estan viendo la imagen), era algo que llamó su atención. Algo que le hizo sentir un cosquilleo adolescente, provocativo y, al aparecer, nada fugaz.


Como se puede notar en la imagen de arriba, la expresión de Clinton se traduce con un AD (Action Descriptor), una acción que Ekman y Friesen no catalogaron como algo «descriptivo» para el músculo facial de dicha acción que se está presentando. Entonces, ¿qué es el AD 32? Ah, pues es nada más y menos que una mordida (no, no ese tipo de mordida en el que chantajeas a un pobre gordo oficial de transito para que te perdone la multa) Un mordisco que se produce con la parte superior dental de nuestra boca. Vale, hasta ahí me quedó claro, pero ¿qué significa? Al ser un descriptor de acción, podemos deducir que la expresión de ese momento para Bill Clinton es algo «sexual». Por instinto, el hombre que se ve provocado (o quiere ser provocado) lo que hace insconscientemente, es hacer tres cosas:

  • Morderse el labio inferior
  • Lamberse los labios
  • Empezar a repelar sudor de su cuerpo

¿Qué haces cuando ves a la hembra que te gusta mucho cuando la vez por enésima vez? ¿Te pones nervioso? ¿Empiezas a sudar? ¿Te muerdes el labio inferior? ¿O comienzas a eyacular con el pantalón encima? ¡Hey, tranquilo! Que es normal, es parte de nuestra naturaleza humana. Como hombres, ser un macho heterosexual es algo hermoso. Porque así fuimos creados; para sentirnos «mal» por el sexo opuesto. Y, efectivamente, es lo que demostró en ese momento Bill Clinton al ver a Ivanka Trump: excitación sexual. Quería hacerla suya. Poseerla. Tocarle los pechos, el trasero y sujetarle las caderas mientras la desnuda al mismo tiempo. Venga, deja a un lado lo políticamente correcto, y acepta que TODOS hemos estado en una situación así. Y claro, no necesariamente tienes que tener una excitación por una persona, también se puede trasladar esto a objetos de nuestro gusto, anque es probable que difiera el significado de mordida.

CLINTON TODAVÍA SIN PONERLA Y UNA MICHELLE OBAMA AFLIGIDA

Continuando todavía con el viejo perro de Bill Clinton, desglosaremos mejor el por qué se sentía atraída por la hija mayor del magnate. Pues ocurre que el Tío Bill, cuando fue el presidente de los Estados Unidos, pasó por uno de los escándalos más bochornosos que jamás se haya escuchado en la vida personal de un político y es que, Clinton, para su época, era un hombre sumamente atractivo para las mujeres estadounidenses. Fue así que un día surgio el famoso escándalo Lewinsky, donde el casanova de Tío Bill «mantuvo» una relación de caracter sexual con Mónica Leweinsky y que, si has visto la primera temporada de Lie to Me, sabrás de sobra que se habla un poco acerca de su lenguaje corporal, y que señalar mientras tienes la cabeza en otro punto de tu interlocurtor, es un diálogo a base de mentiras. Pero, ¿cómo estar seguro de eso? Un par de expertos en un documental de History Channel hablaron acerca de las mentiras de las excéntricas celebridades de Hollywood, de los políticos y de lo importante que es el lenguaje corporal hoy en día en un mundo tan globalizado como el que estamos viviendo actualmente. De hecho, aquí tienes una entrada del video que compartí hace casi dos años, no obstante, y revisando la entrada, la persona que subió el video dio de baja su cuenta... Aquí otro enlace directo a YouTube.

Bill Clinton diciéndole a su pueblo que no mantuvo relaciones con la srta. Lewinsky.
Ahora procedemos a pasar a la siguiente imagen que nos interesa:


Bien, podemos apreciar que en los músculos de Clinton se ha desplazado de una forma algo ya «relevante» y que tiene significado alguno. Para ser exactos, lo que estamos viendo es una mezcla de AUs: AU 15 (Depresor de la esquina del labio) y AU 17 (elevador de barbilla). ¿Cómo estoy seguro de esto? ¿Y qué significa? El AU 15 se logra vislumbrar cuando estiramos las comisuras de los labios hacia abajo, es decir, como si un imán estuviera obligándonos a deformar nuestras comisuras; además, en cada esquina se forman unas arrugas, lo que es apreciable en el rostro de Bill Clinton. Por supuesto, se logra apreciar que se eleva sutilmente la barbilla (AU 17) la barbilla empuja arriba y el labio inferior y este por consiguiente empuja al labio superior. Muchas dirán: «Hey, ¡qué eso es el NOT BAD del Barack Obama!» y yo te diré: «algo así...». Pues en sí el AU 17 puede ser tanto desprecio como tristeza. Así que, ¿qué es entonces? Por deducir del rostro del Clinton, puedo decir que siente una tristeza en no haber podido conocer mejor a Ivanka Trump y no tenerla en sus brazos. Claro, ¿cómo pudiste casarte con una arpía como lo es Hillary y no una súper modelo? Ustedes juzgarán, pero para lo que a mí respecta, Bill Clinton, desde su llegada a la Casa Blanca, siempre ha tenido la tentación de querer a acostarte con otra mujer que no haya sido su actual esposa (la siempre cornuda). Y Mónica Lewinsky es la prueba de ello.

Ahora pasemos con Michelle Obama. Su rostro, a primera vista, denota tristeza, no obstante, el lenguaje corporal siempre nos indica qué muestra más y qué muestra menos. Y lo que veo yoo más, es ira contetida. ¿Por qué lo sé? Basándome de nuevo en el FACS, podemos apreciar que en los labios de Michelle Obama se contraen o se aprietan un poco los labios. Eso, amigos, es lo que se denomina «apretar los labios», que no es más que tragarse lo que está sucediendo en un contexto social. Ya sea porque estoy en algo que no me gusta, o simplemente por que alguien me cae mal y que, por mero respeto, debo tragarme lo que está sucedienco ahora mismo.

De hecho, no hay que saber mucho de lenguaje corporal con lo que digo en el párrafo anterior, ya que en el video podemos notar algo que se da entre los Clinton y Michelle Obama hasta el final del mismo video. ¿Sabes de qué se pueda tratar? Exacto, humedecerse los labios. Eso es una clara señal de nerviosismo. Pero ¿por qué lo hacen? Es un movimiento inconsciente, y nos dice que la situación en la que se encuentran los hacen sentirse incomodos. Claro, es obvio que Hillary y Michelle (como el resto del mundo) están más que descontentas con la llegada y la posición de Donald Trump como el nuevo presidente de los Estados Unidos. Algo curioso es que si analizas el contexto (y a las personas que las rodean) no muestran ese mismo síntoma, es decir, no se muestra tan ansiosa, nerviosa y, sobre todo, no muestra continuamente la lengua como serpiente. Por supuesto, Michelle Obama es la que denota más esta emoción negativa en todo el video (y no dudaría que lo hiciera a propósito frente a las cámaras). Al fin y a cabo, los Obama son los actuales maestros en la mentira.


Por último, dejamos a la cornuda, infeliz y arpía Hillary Clinton. En la imagen de arriba se puede apreciar con mayor detalle lo que está expresando en el rostro del Tío Bill (y de que ya hablé en párrafos anteriores), no obstante, no esperaba con que su esposa, Hillary Clinton, lo cachara viendo a una hermosa mujer, y que es hija de un poderoso hombre que se acaba de convertirse en el actual presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. A simple vista, la cornuda de Clinton parecía esbozar una sonrisa a medias, no obstante, lo que deduzco del video es demuestra una gran decepción (como si fuera algo nuevo para ella) y seguido de un remordimiento-ira, es decir, ¿qué harías tú, mujer, al darte vuelta y encontrarte con el rostro con la persona que se prometieron amar en la pobreza y en la salud? Seguro que hasta la muerte sentiría pena por ti. Y estoy seguro que es lo que hizo después Hillary Clinton a llegar a casa, llorar. Sentirse usada. Ser un muñeco viejo y polviento. Peor aún, mirar a la hija con gran deseo quien fue tu enemigo número 1 en las elecciones más importantes para el mundo. Ah, ¿lo has notado también, verdad? ¡Hillary se humedece los labios! ¡Nerviosismo! Y claro, el Tío Bill lo nota, pero a él no le importa. No le importaría a hacerle infiel a su arpia de toda la vida. ¡Ouch, eso tuvo que dolerle!

Bien, espero les haya gustado mi análisis. Si tienen opiniones diferentes, saben que son libres para comentarlo. Lo que yo me quedo de este breve análisis, es que tanto Michelle como Hillary, sufre algo que puede unirlas en un futuro: tristeza por ver a Donald Trump tomar posición de la Casa Blanca y de una poderosa nación, y un marido al que no las respeta... Nah, miento. Es último es un regalo en forma de karma para Hillary.

¡Hasta la próxima, adolescentes!

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